¿Sabías por qué hablamos de LA PREGUNTA DEL MILLÓN cuando nos referimos a la pregunta más difícil de contestar?
La pregunta del millón de dólares o simplemente la pregunta del millón no es una pregunta en concreto, sino que la expresión hace referencia a una pregunta muy difícil de responder.
Todo parece apuntar a que su origen se encuentra en los concursos televisivos.
En la televisión estadounidense hubo un famoso concurso en el que, si se contestaba correctamente una serie de preguntas, se iba ganando un premio cada vez mayor. Se empezaba con 1.000 dólares, se doblaba la cantidad a cada respuesta acertada, y se podía llegar teóricamente a los 64.000 dólares, lo que era toda una fortuna en aquellos días.
Muy pocos consiguieron superar «la pregunta de los 64.000 dólares», la definitiva, la que significaba el salto a la fama.
Pero es ésta una cantidad un poco extraña y partida, por lo que no es difícil imaginar que se transformara en un millón, una cifra mucho más redonda y apetecible, aunque nunca existiera tal pregunta. Además, si ya era dificilísimo responder a una pregunta de 64.000 dólares, ¿cuánto más no lo sería responder a la de un millón?
Este tipo de concursos se popularizó y llegó a otros países. En España se llamó Un millón para el mejor -esta vez sí, un millón, pero de pesetas, lo que también era toda una fortuna en la época- y se estrenó en 1968, presentado por Joaquín Prat en su primera etapa.
Gozó de gran popularidad, lo que seguramente contribuyó a difundir la frase de la pregunta del millón, así, a secas.