¿Sabías por qué decimos VERDE Y CON ASAS cuando nos enfrentamos a una conclusión obvia?
También se dice cuando la solución a un problema o cuestión cae por su propio peso, cuando es evidente.
Esa imposibilidad de equivocarse, esa facilidad en la respuesta es la que resume la locución.
Verde y con asas sólo puede ser una cosa: la alcarraza, vasija de arcilla porosa y poco cocida, que tiene la propiedad de dejar rezumarse cierta porción de agua, cuya evaporación enfría la mayor cantidad del mismo líquido que queda dentro —como un botijo— y que solía pintarse de verde oliva.
La frase se utilizó antaño como un acertijo sencillo, como preguntar ‘en qué mes cae la virgen de Agosto’ o ‘de qué color es el caballo blanco de Santiago’.