¿Sabías por qué decimos DE PERDIDOS AL RÍO cuando estamos decididos a terminar algo peligroso?
Esta locución se usa para expresar que, una vez comenzado algo, hay que terminarlo pese a la peligrosidad del asunto o las consecuencias que se puedan derivar de él.
Ocurre que desde antiguo era habitual que muchas batallas se celebraran cerca de los ríos, pues los pueblos o ciudades se solían fundar en las cercanías de uno.
Así, cuando algún ejército ponía sitio a alguna ciudad —que solía estar enclavada en una zona alta para una mejor defensa— la sangre de los muertos y heridos corría pendiente abajo hasta alcanzar el agua y teñirla de rojo. Incluso muchos de los cuerpos se precipitaban hacia las aguas, que los arrastraban corriente abajo.
Así que el río era el fatal final que le esperaba a muchos de los combatientes, enfrascados en una tarea peligrosa que había que seguir hasta el final: vencer o morir.