Así mismo, ¿con h o sin h? Aunque sea muda tiene su importancia.
No se encuentra la frase en los tratados al uso y eso es algo que siempre me extrañó puesto que es de un uso muy frecuente. Te voy a dar una hostia, Se pegó una hostia contra la pared, Le dieron un par de hostias… son expresiones habituales en las que hostia es un golpe, una bofetada, un puñetazo e incluso una colisión.
Según el diccionario, hostia es:
1.Hoja redonda y delgada de pan ácimo, que se consagra en la misa y con la que se comulga
2.Cosa que se ofrece en sacrificio
3.vulg. malson. Golpe, trastazo, bofetada
Es la tercera acepción a la que nos referíamos anteriormente. Luego pasa a señalar las diferentes expresiones más o menos coloquiales:
mala hostia.- f. vulg. malson. Mala intención
a toda hostia.- loc. adv. vulg. malson. A toda velocidad
de la hostia.- loc. adj. vulg. malson. Muy grande o extraordinario
la hostia.- loc. adv. vulg. malson
ser alguien o algo la hostia.- fr. vulg. Ser extraordinario
No es extraño el uso de términos religiosos en expresiones malsonantes, vulgares e incluso irreverentes; quizás como un revulsivo a una religiosidad omnipresente en otras épocas, encontramos multitud de expresiones de este tipo que no es necesario citar ahora. En el caso que nos ocupa no siempre es así, en algunas ocasiones sirve como ponderativo para magnificar una cualidad.
Pero ¿por qué una hostia es un golpe? Difícil respuesta puesto que hay multitud de usos coloquiales para significar golpe. Así podemos dar una galleta, una nata, un carquiñol, una bufa, un capón, una colleja, un trompazo, una leche… todas ellas expresiones con un uso figurado.
Quizás en este caso hostia que es una cosa buena, la convirtió el anticlericalismo en una cosa mala. O quizás atienda a su significado de ‘víctima’, o a su origen etimológico, el término hostis, -is que significa ‘enemigo’. Se conoce que los enemigos eran las primeras víctimas que exigían los dioses antiguos para conceder la victoria.
En ambos casos estaría clara la relación, puesto que la víctima del golpe es el que lo recibe, y el golpe se propina a un enemigo, o al menos a alguien por el que se siente cierta animadversión.
O quizás se asimiló la forma circular de la forma eucarística, a la de un puño cerrado o a la de una mano abierta dando un cachete. O bien con cierta ironía —muy propia del pueblo llano— se llamó hostia al bofetón que el sacerdote sacudía al monaguillo revoltoso, o a los cachetes que los curas propinaban a diestro y siniestro a los estudiantes de los colegios religiosos: la letra con sangre entra. Así repartían hostias tanto en el altar como en las aulas.
Hasta aquí el uso con h que es el que señala la Real Academia. ¿Y sin la h?
Recientemente me tropecé con una etimología completamente distinta en el Diccionario de frases y dichos populares de Pancracio Celdrán. Dice así:
«Ostia: dar una. Se llamó ostia, plural latino de puerta, al portazo, en alusión a los golpes que daban los porteros u ostiarii, cerrando la puerta en las narices de quien quisiera colarse o entrar sin haber sido invitado. Asimismo, en latín, se llamaba ostiarium al impuesto sobre el número de puertas que tuviera la casa: a más puertas u ostia, más impuestos. En un pasaje de Plauto alguien pegó una paliza a un esclavo dando tumbos ostiatim, esto es, de puerta en puerta, de donde se dijo ‘a ostias’, sin relación con el uso religioso de la palabra.»
Al respecto recordar que Ostia— una ciudad antigua en la costa del mar Tirreno— era el puerto de la antigua Roma, fundada con el propósito de defensa militar pero convertida en puerto comercial con el tiempo. Por lo que un puerto es el nombre que recibe una puerta o vía de entrada por mar a una ciudad, al igual que un puerto de montaña en una puerta o paso hacia el otro lado.
Los términos latinos citados son todos correctos y con una procedencia común, que es el término latino os, oris, que significa boca. Por tanto, Ostia, -ae, es el puerto de Roma; ostium, -ii, puerta (que al ser neutro, hace el plural en –a: ostia = puertas); ostiolum, -i, puerta pequeña, postigo; ostiarius, -ii, ostiaria, -ae, portero / -a; ostiarium, -ii, el impuesto sobre las puertas; ostiatim, adverbio, de puerta en puerta; ostiensis, -is, ostiense, de Ostia.
Da que pensar. Un portazo es un golpe violento como el que expresa la locución, además de un desaire y un desprecio al que se da con la puerta en las narices, y si se lleva a alguien a hostias, se le lleva dando tumbos, de un lugar para otro, como de puerta en puerta. Por otro lado, el puerto de Ostia debió resultar magnífico en su época y esto podría también explicar los usos ponderativos a los que aludíamos anteriormente.
Yo seguiré escribiendo la expresión con h, más que nada por la costumbre, pero reconozco que dudaré cada vez que me encuentre con ella.