Existe un tipo de cuentos que, jugando con las palabras, dan con una construcción recursiva que promete un relato sin fin.

En realidad son una especie de “contracuentos”, pues no cuentan nada ni pretenden entretener al oyente; más bien frustrarlo y agotarlo.

A continuación unos ejemplos:

Había una vez un rey sentado en su trono que le dijo a su esclava: “Cuéntame una historia”, y la esclava comenzó: “Había una vez un rey sentado en su trono…”

– ¿Quieres que te cuente el cuento de nunca acabar?
– Sí.
– Yo no te digo ni que sí, ni que no, yo sólo te digo que si quieres que te cuente el cuento de nunca acabar?
– Bueno.
– Yo no te digo que ni bueno ni malo, yo sólo te digo que si quieres que te cuente el cuento de nunca acabar?
– Claro.
– Yo no te digo que ni claro que ni oscuro, yo sólo te digo…

En un charco había una mosca
y con la mosca un mosquito.
Si no te has enterado
te lo cuento despacito:
En un charco había una mosca…

-¿Quieres que te cuente el cuento del gallo pelado?
-Sí.
-Entonces pásate para este otro lado.
(se cambia al niño de ubicación)
-¿Quieres que te cuente el cuento del gallo pelado?
-Sí.
-Entonces pásate…

José se llamaba el padre, Josefa la mujer y un hijo que tenían también se llamaba José se llamaba el padre, Josefa la mujer y…

Leer  Arrimar el hombro

Por admin

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