
Hay chistes y chistes. Estos son chistes de lenguaje: ambigüedades, equívocos, juegos de palabras… En definitiva, chistes malos. O no.
-¡Rápido, necesitamos sangre!
-Yo soy cero positivo.
-Pues muy mal, necesitamos una mentalidad optimista.
-Póngame una cerveza
-¿La quiere sin alcohol?
-No, la quiero sin lactosa.
-Pero… eso es absurdo.
-Ya, pero ha empezado usted
-He escrito una redacción que ha conmovido al profesor.
-¿Cómo lo sabes?
-Porque me ha dicho que daba pena.
-¿Cuál es su mayor defecto?
-Que me meto en conversaciones ajenas.
-Le estoy preguntando a él.
-Papá, papá, ¿me resuelves este problema de matemáticas?
-No hijo, no estaría bien.
-Bueno, inténtalo de todas formas.
-Doctor, quería hacerle una consulta.
-Me alegro, porque esta se me ha quedado pequeña.
-¿Cuál es su mayor virtud?
-Soy perveserant… perse… pers… perseve… per… perse…
-Ya, le he entendido.
– Perse…Perseve… pe… pers…
-¡Mamá, conseguí un papel en el casting!
-¡Qué Bien! ¿Y de qué harás?
-De marido.
-Bueno hijo, no te preocupes, ya te tocará un personaje con diálogo la próxima vez.