
Hay chistes y chistes. Estos son chistes de lenguaje: ambigüedades, equívocos, juegos de palabras… En definitiva, chistes malos. O no.
-Señor, ¿le corto la pizza en cuatro o en ocho trozos?
-En cuatro, no creo que me vaya a comer los ocho.
-Mi hijo va a clases de natación?
-¿Y cómo le va?
-Nada mal.
-El mes pasado contraí matrimonio.
-Contraje.
-Claro, no me iba a casar en chándal.
-Entonces, el piso ¿lo vendes?
-Alquilo.
-¿Y cuánto pesa?
-Doctor ¿cuáles son los requisitos para hacerme el análisis de sangre?
-Solamente ayuno.
-¿Y cuál es?
En la librería.
-¿Tiene libros sobre la fatiga?
-Lo siento, están agotados.
-¿Por qué te has puesto tan elegante para ir al colegio?
-Porque tengo clase.
-Me siento solo.
-Yo también. Sentarse es fácil.
-Hola, cielo, ¿cómo estás?
-Parcialmente nublado, con probabilidades de lluvia.