
A mal tiempo, buena cara, es un refrán que nos recomienda mantener la tranquilidad y el optimismo ante la desgracia y el infortunio.
El Refranero, cual manual de autoayuda, nos alecciona acerca de la manera de proceder.
Nada se consigue con deprimirse y amilanarse ante las adversidades, incluso puede ser contraproducente.
Es preferible hacer acopio de fuerzas, sobreponerse y tratar de manera positiva los problemas.
El optimismo y la buena disposición nos colocan en una mejor situación anímica para afrontarlos con mayores garantías de éxito.
¿Llueve?… pues a cantar.