
Otro de los clásicos chistes es el del comentario a mamá. ¿Quién no ha escuchado o contado alguno?
Claro que son tan malos que los etiquetaremos como chistes infantiles, aunque solo sea por disimular.
Ahí van unos cuantos:
-Mamá, mamá, en el colegio me llaman policía.
-¿Y por qué te llaman así?
-¡Aquí las preguntas las hago yo!
-Mamá, mamá, en el colegio me llaman mentiroso.
-Calla, que ni vas al colegio ni eres mi hijo.
-Mamá, mamá, en el colegio me llaman miope.
-Su tabaco, gracias.
-Mamá, mamá, en el colegio me llaman mono.
-No hagas caso y péinate la cara.
-Mamá, mamá, llévame al circo.
-No, hijo, el que quiera verte que venga a casa.
-Mamá, mamá, en el colegio me llaman chulo.
-¿Qué?
-¿Qué de qué?
-Mamá, mamá, en el colegio me llaman cabezón.
-¿Y no les pegas?
-Lo intento, pero corren y se meten por calles estrechas.
-Mamá, mamá, en el colegio me llaman mariquita.
-¿Y tú que haces?
-Les pego con el bolso.
-Mamá, mamá, no me gusta el abuelito.
-¡Cállate y sigue comiendo!
-Mamá, mamá, en el colegio me llaman mafioso.
-Ya me encargo yo.
-Vale, pero que parezca un accidente.
-Mamá, mamá, yo no quiero ir a Australia.
-¡Cállate y sigue nadando!