
¿Sabías por qué HACER EL PRIMO es dejarse engañar fácilmente?
El erudito publicista Joaquín de Entrambasaguas dedicó un largo estudio al origen de esta expresión en su obra «Estudios dedicados a don Ramón Menéndez Pidal». Allí afirma que la palabra primo con el significado de ‘persona simple e incauta’ aparece con frecuencia en el teatro costumbrista del siglo XIX y que su origen se remonta a las cartas que durante la guerra de la Independencia y a raíz de los sangrientos sucesos del 2 de mayo de 1808, dirigió el general francés Joaquín Murat al infante don Antonio y a la Junta Suprema de Gobierno de España.
Según el protocolo de la Real Casa, el rey daba el tratamiento de primo a los grandes de España en cartas privadas, pues en mayor o menor medida estaban emparentados. Murat, siguiendo el protocolo de la Corte española, llamó primo al atontado e incauto infante. Tal palabra tenía tintes de burla en estas cartas de Murat, pues Napoleón tenía secuestrados al rey Carlos IV —abuelo del infante— y a Fernando VII, futuro heredero de la Corona.
Las cartas empezaban tal que así: «Señor primo, señores miembros de la Junta» y a continuación amenazaba, ordenaba y exigía.
Y citando a Entrambasaguas: «Pero si ellos parecían propicios a continuar este inverosímil estado de cosas, los madrileños, los españoles, el pueblo, que no entendían de estos tejemanejes nauseabundos, no estaban dispuestos, como el Infante y sus consejeros, a hacer el primo…» El pueblo tomó el mando de la defensa de su patria y, en represalia, Murat ordenó los célebres fusilamientos del 3 de mayo. El resto es historia.
Más adelante de la palabra primo derivarían: so primo, nacer primo, primavera, pasar por primo, primada… y otras en las que el término aluda a ser poco cauto o simple.
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